lunes, febrero 22, 2016

Blanca se consagra, Ana Tere se nacionaliza, Gali se calienta

La Hora Cósmica

Por Cosme Haces

De blanco inmaculado, como si fuera a hacer la primera comunión, Mario Marín acudió a la cita.
De blanco inmaculado, como si fueran a ofrecer flores, Emilio Gamboa, el jerarca que vino de México; Enrique Dóger, ¡Javier López Zavala! y decenas más.
De blanco inmaculado, como una virgen laica, abrazada, vitoreada, zarandeada, Blanca Alcalá encabezó la procesion.


Atrás de ella, diez mil más, de blanco, de rojo, de tricolor; con banderas, con pancartas, con porras, marcharon hasta el altar de la consagración: el registro.
Y el PRI resucitó.
El viejo PRI, el PRI nostálgico de la hegemonía; el de los contingentes acarreados; el de los besamanos y los ritos ancestrales.
Si sirve leer en los símbolos, el registro de Blanca Alcalá para la gubernatura de Puebla, está pronosticando una campaña al más puro y duro estilo priísta.
Puro y duro en  las formas, algo más blando en el fondo.
El discurso de Blanca Alcalá fue más bien tibio.

Juego limpio

Recurrió a lugares comunes de la crítica a Moreno Valle: la ruedota, el helicóptero, los fuereños, las obras.
Pero no se atrevió a señalarlo por su nombre; ni a su verdadero contrincante, Antonio Gali. No fue al encontronazo directo en esta primera escaramuza.
Tanta blancura, ¿presagia un juego limpio?
Habría que suponerlo en otro gesto de la candidata priísta, que pasó casi desapercibido: la visita a la que será con toda seguridad otra rival en la contienda, Ana Teresa Aranda, con la que se reunió, tal vez por solidaridad de género, por cortesía o por obra de misericordia: visitar a los enfermos.
Pero sin duda también con un objetivo político, dado que ambas tienen un adversario común.
La foto del encuentro, muestra a dos mujeres relajadas, platicando como cuando se toma el te.
Elegante Blanca; ataviada Ana Tere para ocultar los vendajes ortopédicos con los que cura sus huesos rotos.
Unos huesos maltrechos, pero que ya se convirtieron por el momento en su capital político más valioso.

De tibio a caliente

Ellos la catapultaron a los medios nacionales: fueron tema el sábado de la influyente columna política de Reforma, Templo Mayor; y de comentario en Excélsior, en el artículo de Enrique Aranda, el domingo.
Sus palabras, "jodidita y madreada" ya se hicieron célebres, lo mismo que su exabrupto "estoy hasta la madre".
Ana Tere con ellas pasó a ser figura nacional. Convirtió su debilidad en fortaleza.
Y eso también es lo que pretende Antonio Gali: de tibio quiere pasar a caliente.
Lo anunció en el discurso con que se despidió de la alcaldía.
"Hoy que solicito esta licencia definitiva, lo hago sin grises tibiezas; lo hago con firmeza, sin dejar espacio para el regreso como segunda opción, porque en mí no existen entregas fragmentadas, porque en cada uno de mis compromisos existe responsabilidad para abrazar las consecuencias".
La competencia, pues, ya está perfilada:
Una consagrada, otra nacionalizada y el tercero, caliente.

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