jueves, marzo 03, 2016

El PRI vive un sainete y el PAN una alianza prostibularia

La Hora Cósmica

Por Cosme Haces

La campaña del PRI en Puebla, se ha convertido en un sainete.
Una comedia de enredos con espías, traiciones, deserciones, documentos filtrados, helicópteros,  guerra sucia y una heroína que no sabe ni de dónde le salen los villanos.
Todo esto para regocijo de columnistas, adversarios, rumorólogos y el público de la galería.
Los diez días, que en realidad se redujeron a seis, de precampaña de Blanca Alcalá, fueron un escándalo tras otro.


Arturo Rueda enumera en su columna de este día en Cambio, que en ese trayecto de apenas seis días sufrió la feroz arremetida de Lydia Cacho, el escándalo por el uso del helicóptero, la negativa de la dirigente estatal de su partido, la traición de sus coequiperos, la filtración de su discurso, el berrinche de Mario Marín que ordenó a su Corriente dejar de apoyarla y la pérdida de su coordinador de campaña.
La priísta no dió una: la precampaña le salió a un descalabro por día.
El más gordo, tal vez, la traición de la misma presidenta de su partido, Isabel Allende, que según el periódico Central fue quien filtró la fotografía en la que Blanca Alcalá bajaba de un helicóptero.
Fue el propio Comité Ejecutivo Nacional quien la responsabilizaó de esta filtración, que es prácticamente una traición y que le valió que la corrieran, según Central.

El paseo

Ante tantas torpezas salen sobrando especulaciones de arreglos cupulares entre el gobernador Moreno Valle y el mismo presidente Peña Nieto, para poner una candidata perdedora; o de pleitos entre el secretario de Gobernación Osorio Chong y el presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones.
El PRI poblano se hizo pedazos él solito.
Por eso no es de extrañar que la precampaña de Antonio Gali haya sido prácticamente un terso y ameno paseo.
El candidato del PAN, ni se despeinó, ni perdió su sonrisa colgate, ni se manchó siquiera; bueno, no tuvo ni que atacar a su adversaria.
Las tribulaciones del PRI le permitieron hacer una campaña propositiva, de la que salió  limpio y radiante.
El que no ha salido limpio, es su partido, que desde las escaramuzas preliminares carga con una mancha histórica que no se explica.
Su alianza con el PT.
La señala Germán Martínez Cázares, el ex presidente nacional del PAN en su artículo de ayer en Reforma:

El acertijo

No acabo de entender cómo, a qué hora y por qué, el PAN tomó de la mano al PT, precisamente a la plataforma política desde donde, ahora, transfigurado, el senador Manuel Bartlett pontifica con dedo flamígero y desmemoria lo que es "democrático", "justo" y "digno" para este país. ¡Qué atrevimiento! ¡Qué desvergüenza!
Para Martínez Cázares, esta alianza a la que califica de prostibularia entre el PAN y el PT tira a la basura toda la "razón democrática" que fue la "razón de ser" de Acción Nacional.
Y se pregunta que si el argumento son los votos, el simple número de votos; ¿no era mejor aliarse con Ana Teresa Aranda, presidenta panista poblana hace veinte años, arrastrada y golpeada por la policía de Manuel Bartlett en aquella defensa del voto en Huejotzingo, y que acaba de renunciar al PAN?
Buena pregunta.
Aquí queda para quien quiera resolver el acertijo.

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