jueves, junio 23, 2016

La autoridad perdió en Oaxaca la batalla de la opinión pública y también la política

Héctor Aguilar Camín en su columna Día con día, de Milenio, aborda el caso Oaxaca donde una protesta plagada de acciones ilegales termina en una intervención de la fuerza pública que provoca lo peor: ocho muertos y más de 100 heridos que reencienden el conflicto e incendian el estado.
¿Qué pasó exactamente? Nadie puede decirlo. Las versiones encontradas se instalan de inmediato y se convierten en actos de fe.
Característico del episodio es la falta de claridad con que la autoridad da cuenta de los hechos y de sus acciones.


El meollo del asunto

No hemos visto de las autoridades sino balbuceos, medias lenguas, cautelas procesales, medias verdades y mentiras flagrantes. Oyéndolas, uno no puede concluir sino que mienten, ocultan o son incapaces.
La autoridad perdió desde el primer día la batalla de la opinión pública.
La pieza de descrédito inicial fue el dicho de la Policía Federal, según la cual sus efectivos no iban armados ni siquiera con toletes. Dijo después que toletes sí llevaban. Luego de la circulación de fotos que mostraban a sus efectivos disparando, dijo que había enviado armas para responder a la “emboscada” en que cayeron.
La autoridad perdió la batalla de opinión pública y, a inmediata continuación, la batalla política.

Aquí la columna

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