lunes, enero 16, 2017

Absurdo y ridículo ritual: lo mejor del informe de Moreno Valle es que fue el último

Enrique Núñez en su columna Contracara, de Intolerancia, reseña que lo que vimos ayer no es otra cosa que un absurdo y ridículo ritual, por el que debemos sentirnos avergonzados.
Ya es tiempo de que, así como han ido desapareciendo otras absurdas ceremonias, los informes sean cancelados en todos los niveles de gobierno.
Para fortuna nuestra, cada vez trascienden menos por el desprecio de una sociedad que vomita estos rituales al Tlatoani.


El meollo del asunto

Hacer cuentas de lo que nos cuesta a los mexicanos cada informe, con los suntuosos escenarios, la publicidad desmedida, el desfile aéreo de gobernadores, funcionarios federales y uno que otro invitado especial, nos llevaría a resolver una buena parte de los problemas de pobreza y marginación que Moreno Valle deja pendientes.
Quizá el único punto rescatable de este informe es que fue el último.
Y le guste o no, con la ceremonia de ayer, su mandato —aunque en el papel le queden 15 días— ayer se terminó.
Desde esta mañana lo único que le queda a Rafael es cortar uno que otro listón y vaciar Casa Puebla.
El sexenio terminó.

Aquí la columna

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