viernes, febrero 03, 2017

Disparar al mensajero: el dardo envenenado de la llamada telefónica se clavó en Peña Nieto

Raymundo Rivapalacio en su columna Estrictamente Personal, de El Financiero, recomienda que no nos equivoquemos. Disparar al mensajero que transmitió la dedicatoria de humillación del presidente Donald Trump, al filtrar a la prensa que durante la conversación telefónica que sostuvo hace una semana con el presidente Enrique Peña Nieto, lo amenazó con desplazar tropas estadounidenses a México para combatir a los cárteles mexicanos, porque el Ejército no lo hacía y les tenía miedo, es confundir lo que está sucediendo dentro de la Casa Blanca en este muy crítico momento de las relaciones bilaterales, y perder de vista las motivaciones y agenda de quienes están alimentando, a través de golpes oscuros, la desestabilización en México.


El meollo del asunto

La prensa mexicana descalificó mayoritariamente a Dolia Estévez, corresponsal de muchos años en Washington, que mencionó en una entrevista en el noticiario de Carmen Aristegui lo que por la mañana había publicado en el sitio sonorense Proyecto Puente, a partir de información indirecta de fuentes estadounidenses y mexicanas, que le dijeron que Trump había maltratado a Peña Nieto, y que en el amago de enviar tropas a México para controlar la seguridad, le había dicho que no necesitaba a su país para nada. Unas ocho horas después, la agencia Associated Press, a cuya corresponsal en la Casa Blanca le mostraron las notas del staff de Trump de la conversación, prácticamente confirmaba lo dicho por Estévez. 
La Cancillería mexicana y un vocero de Trump desmintieron las versiones, pero el daño estaba hecho. El dardo envenenado se clavó en Peña Nieto.

Aquí la columna

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