lunes, mayo 22, 2017

Estudiantes en la zona huachicolera ven en el robo de ductos la única forma de progreso

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, de La Jornada de Oriente, reseña que en el epicentro de la zona del huachicol, en Palmar de Bravo, la violencia y la presencia de las fuerzas armadas no ha significado un cambio social. 
En una reciente encuesta que se aplicó a los estudiantes de un plantel de Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA), ubicado en la comunidad de Cuacnopalan, acerca de sus expectativas en la vida, 50 por ciento respondió que en el futuro quieren ingresar a las organizaciones dedicadas al robo de combustible o continuar dentro de las bandas de huachicoleros, así como ascender en la escala de quienes dirigen dichas agrupaciones.


El meollo del asunto

La mayoría de los estudiantes que ofrecieron tales respuestas ya se emplean como halcones de dichas mafias.
Y no se puede decir que tales estudiantes sean ajenos a los riesgos que se enfrentan, ya que en esa comunidad en los últimos meses se han registrado unos siete “levantones”, al parecer operados por cárteles antagónicos de los zetas.
Entre los estudiantes domina la idea de que la actividad del robo de hidrocarburos es la única alternativa de desarrollo y que no se va a acabar, que será más fácil que un día se retiren los miembros de la Marina –que son los que combaten el huachicol en esa zona– a que se reduzca el negocio de la extracción y comercialización ilegal de hidrocarburos.

Aquí la columna

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