jueves, julio 27, 2017

López Obrador calla ante los vergonzosos episodios criminales de Tláhuac

Gil Gamés en su columna Uno Hasta el Fondo, de Milenio, relata que iba y venía entre las llamas de sus emociones. 
Rigoberto Salgado, delegado de Tláhuac, era el jefe de seguridad de la delegación en 2004, cuando tres policías encubiertos que investigaban el narcomenudeo en ese territorio fueron linchados salvajemente. Liópez era jefe impoluto del gobierno de la ciudad, Marcelo Ebrard era el secretario de Seguridad del Gobierno del Distrito Federal.
Pasaron los años, tantos como 14, y Rigoberto logró por angas o por mangas el cargo delegacional de Tláhuac como candidato de Morena. 


El meollo del asunto

En ese territorio creció una banda poderosa que comercializaba droga, secuestraba, cobraba derecho de piso, en fon. El hermano de Salgado organizó una red de mototaxistas que repartían droga y trabajaban como halcones de El Ojos, un joven y sanguinario criminal que había diseñado una red delictiva en varias delegaciones. 
Sobra, pero no sobra decir que Liópez nunca dice una palabra de sus colaboradores corruptos, o de los militantes de su partido enredados en vergonzosos episodios criminales. 
Algo de historia: Ponce en Las Vegas, Bejarano en la oficina de Ahumada, los Abarca en Iguala, doña Eva Cadena en Veracruz, Rigoberto Salgado en Tláhuac: ¿un compló? Batres: ¿una palabra al respecto? Nada.

Aquí la columna
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