jueves, agosto 03, 2017

Tláhuac: el gran escándalo de Morena ante el estallido de la narcopolítica

Gil Gamés en su columna Uno hasta el Fondo, de Milenio, advierte que el Mini Gil vigila, no lo olviden. 
Metidos en una lata de sardinas, los diputados de la Asamblea Legislativa de Ciudad de México y los periodistas que informarían de la comparecencia de Salgado intentaron dar sus puntos de vista y preguntar y llamar a cuentas al delegado de Tláhuac. 
Salgado afirmó que no renunciará, que le hagan como quieran. Oigan esto lectora y lector: él no tiene vínculos con el crimen organizado: “Yo voy a seguir trabajando, no voy a pedir licencia, y si tienen elementos para pedir mi destitución, los acataré, pero es solamente una especulación”. 


El meollo del asunto

Fue una tormenta en la cual el diputado del PRD Mauricio Toledo exigió que Salgado explicara por qué Manuel Beltrán Vázquez, jefe de los sicarios de El Ojos, y Nancy Cortés, trabajaban en la delegación. En su primera réplica, Salgado dijo “que la delegación no discrimina al contratar personal, pues lo hace de buena fe”.
Gil jura y perjura que eso contestó Salgado ante la acusación de contrataciones al menos sospechosas: su pareja y el jefe de sicarios de El Ojos. 
Dirán la misa los que sostienen con razón la presunción de inocencia, pero todo apunta a que El Ojos fuera el jefe de la delegación y Salgado su empleado. 
Si Gil no exagera, estamos ante el gran escándalo de Morena, ante el gran estallido de la narcopolítica en Ciudad de México.

Aquí la columna  
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